Travesía Checa

aneb: Česká pouť - či spíše česká křížová cesta. Španělské slovo "travesía" je asi totéž, co v angličtině "pilgrimage" - tedy cesta plná útrap, přes pouště, skály, kde žijí lvi, oblasti lidožroutů a nepřátelských obrů, až dojdete do divočiny, kde nedávají dobrou noc ani tak Lišky, jako spíše bachaři a jiní Pohůnkové.

Morální úpadek české společnosti - nota bene naprosto pokřivená morálka české opatrovnické justice a z toho plynoucí chování českých matek, které si zvykly považovat za běžný, ne-li žádoucí standard vydírání otce (i jeho široké rodiny) dítětem - vyniká obzvláště při srovnání s lidmi ze zahraničí s dosud vrozenými evropskými hodnotami, zvyklými nejen na to, že podepsané smlouvy - natož pak rozsudky -  se dodržují - a kdo ne, má vážné problémy se zákonem - ale i na to, že v rodině se ani žádné smlouvy uzavírat nemusejí, protože platí slovo a podaná ruka.

Tragedie otcovských vztahů k malé dceři, pokud do ní nahlédnete blíže, je především tragédií jak české justice, tak zejména české advokacie, která zdegenerovala na úroveň, jež by byla urážlivou dnes i u afrických kmenů.

Česká justice plní stránky zahraničních časopisů, a to tam stále pronikne ještě jen pranepatrný zlomek toho, co se tady ve skutečnosti děje a co si lidé mylně navykli považovat za přijatelný standard. Standard, který by v právním státě okamžitě vedl k odnímání licencí, svlékání talárů - a naopak navlékání daleko méně slušivých a hlavně daleko méně atraktivních tepláků v zadním traktu hradeckého soudu.

A nejen hradeckého.

 

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http://www.diaridetarragona.com/tarragona/28054/travesia-checa-para-recuperar-a-su-hija-maricel

Matka Maricel je typická česká "chudinka", které bylo přiznáno výživné 28. 000,- Kč měsíčně - a za ně není s to ani otevřít dveře otci, když si přijde pro dítě. Psát na něj ale udání, jak ji tím velmi "obtěžuje", ba "pronásleduje", to jí jde výborně.  Ostatně neotvírá dveře ani vlastní matce, takže to má zřejmě v krvi. Pro Španěle, uvyknuté na soužití nejen v užší, ale i širší rodině, případ zcela neuvěřitelný. Lidé, takto se chovající, se obvykle dávají na pozorování do psychiatrických léčeben.

Pro naši opatrovnickou justici ovšem bezzávadová, ba téměř vzorná matka. Dítě přece dosud nezabila. Aby taky jo - když by pak vyschnul bohatý zdroj příjmů...

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Případ budeme i nadále sledovat.

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http://hradec.idnes.cz/cizinci-u-soudu-bojuji-za-stridavou-peci-ffm-/hradec-zpravy.aspx?c=A140701_131827_hradec-zpravy_kvi

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Para los que hablan espaňol:   Smile

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Travesía checa para recuperar a su hija Maricel

Ésta es la dura lucha de Antoni Miquel, un tarraconense que se instaló en Chequia para poder estar cerca de su hija

Más de 500 días son los que Antoni Miquel, un tarraconense afincado actualmente en Hradec Králové –República Checa–, lleva separado de su hija Maricel –de ocho años de edad–, ya que la madre de la pequeña se opone rotundamente. Según un informe de la psicóloga del Tribunal de Hradec Králové, Maricel sufre el Síndrome de Alienación Parental. Parece el guión de una película dramática, pero no es así; es una situación real y actual.

La intensa pesadilla de Antoni Miquel empezó el mes de julio de 2005 en el Camino de Santiago. Allí conoció a la que un año más tarde sería la madre de su hija Maricel. Se enamoraron, y una semana antes de nacer Maricel se casaron en Chequia. Según declaraciones de Antoni Miquel, la ilusión de la madre de su hija era vivir en España, e incluso «se cambió el apellido de su padre, para que no le preguntasen a Maricel sobre su extraño primer apellido», asegura el protagonista. En 2010 comenzaron los problemas; la pareja se divorció y madre e hija se trasladaron a Hradec Králové, una región de la República Checa. Todo parecía normal y el divorcio fue amistoso. Poco pensaba el protagonista el calvario que debería cruzar durante los siguientes años. Cada mes, Antoni Miquel viajaba hasta Hradec Králové para compartir momentos con su hija. Maricel también visitaba Tarragona durante el verano y las vacaciones de Navidad.

 

Se instaló en Chequia

«Maricel y yo siempre hemos tenido una buena relación y un feeling especial», explica Antoni Miquel. Esto terminó cuando, durante el año 2012, «la madre de la pequeña inició el intento de distanciamiento entre mi hija y yo, dificultando el contacto diario entre los dos: en algunas ocasiones decía que la niña estaba cansada; en otras, que estaba de campamentos. Todo eran excusas para romper la relación entre padre e hija», explica el protagonista de la historia. Entonces, Antoni Miquel decidió trasladarse definitivamente a Hradec Králové, para poder estar cerca de su hija. La reacción de la madre fue inesperada y amenazadora: si Antoni Miquel se instalaba en su ciudad, no vería más a la pequeña. De todas maneras, el protagonista dejó su negocio –Esports Miquel, situado en la esquina entre Rambla Nova y la calle Ramón i Cajal–, su familia y amigos en Tarragona para instalarse de forma provisional cerca de su hija. «Maricel empezó a mostrar sus preferencias, y a su madre no le gustaba la idea de que su hija estuviera a gusto con su padre», comenta el protagonista de la historia.

La lucha llegó al apogeo. El episodio más desagradable se vivió cuando la pequeña, manipulada por su madre, le comunicó a su padre que no lo quería ver más. Según un informe oficial por parte de una psicóloga del Tribunal, la pequeña sufre el Síndrome de Alienación Parental, que consiste en rechazar a uno de los progenitores, inducida por la manipulación a la que se ve sometida por su madre.

En estos momentos, Antoni Miquel no ve a su hija desde el 9 de junio y durante todo este año solo ha disfrutado de su hija 52 horas. «Pido que la justicia intervenga delante de las evidencias de manipulación por parte de la madre y que la obliguen a facilitar el contacto entre mi hija y yo», declara Antoni Miquel. En el juicio, que tendrá lugar el 14 de agosto, el protagonista pide la ampliación del régimen de visitas –tal y como ha recomendado la psicóloga–. «A continuación, lucharé por la custodia compartida», asegura.

 

No tirará la toalla

Impotente, indefenso, indignado y humillado. Así se siente Antoni Miquel, que asegura que hizo público su problema para recibir la energía de todos aquellos que apoyan su causa a través de Facebook. El protagonista ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas. Además, Antoni Miquel se pasa tres horas cada día delante del Tribunal del distrito de Hradec Králové, esperando que alguien se interese por el tema.

Por otro lado, Antoni Miquel asegura que «las juezas son amigas de la madre de su hija», pero él no se rinde. «En todo este tiempo he pensado mil veces en tirar la toalla, pero siempre me ha aparecido en la mente la imagen de mi hija condenada a vivir sin su padre; entonces vuelven las fuerzas», asegura Antoni Miquel.

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Antoni Miquel z Tarragony si před hradeckým okresním soudem odmítá zvyknout na poměry, panující v české justici Cry...

 

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